martes, 27 de abril de 2010

Cesar Vallejo



¡Amado sea el que tiene hambre o sed,
pero no tiene
hambre con que saciar toda su sed,
ni sed con que
saciar todas sus hambres!

César Vallejo


A manera de justificar cualquier dicterio en contra de este parcial intento de esbozar una ajena aproximación biográfica del universal César Vallejo, el Poeta del dolor humano, no basta esgrimir las múltiples y polifacéticas aristas de su vida; de militante en el exquisito arte de la escritura, del amor y de militante en el campo de la revolución y de la guerra que vivió la España Republicana, depuesta por la felonía de Franco, Generalísimo de los Ejércitos de la España Nacional y Caudillo por la gracia de Dios. Necesario es intentar hacer algo imposible, apartar un tanto al poeta para hacer hincapié en su faceta de revolucionario.
Aunque son muy pocos los poetas que, como César Vallejo, puedan merecer ese noble título, que no sé porqué el ejercicio de ese oficio lo consideramos cosa banal, fácil o sencilla; nada más lejos de la verdad. No hay profesión u oficio más complicado y difícil que el de la poesía… aunque usted no lo crea, asumiendo la creación poética en todos sus órdenes y géneros. Ahora, por qué asumo que Vallejo es un real y verdadero poeta, un poeta fuera de serie: Pues, porque César Vallejo fue, como muy pocos, un Vate. Se llama Vate al poeta que vaticina el devenir y canta la memoria de su pueblo. Tal supremo poder se lo concedió a los vates, el Demiurgo: ese dios que modeló la materia y dio lugar a la constitución del alma del Universo. En su famoso soneto Piedra negra sobre una piedra blanca, Vallejo, con impresionante precisión vaticina:






















Me moriré en París con aguacero,

un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París…

Y así fue, el Vate César Vallejo, murió en París en una tarde de llovizna, al lado de su esposa Georgette Vallejo y algunos amigos.
César Vallejo fue el decimosegundo hijo de la familia Vallejo Mendoza. César Abraham Vallejo Mendoza, nace un 16 de marzo de 1892, en Santiago de Chuco, un pueblito minero de la serranía norte de Perú, a 3.500 metros de altitud. Y murió en París, un 15 de abril de 1938. Además de poeta, también incursionó con solvencia en la narrativa, en la dramaturgia y en el periodismo, y, claro que para defenderse, también fue docente.
Sus padres querían dedicarlo al sacerdocio, lo que él en su primera infancia aceptó de muy buena gana; de ahí que existan tantas referencias bíblicas y litúrgicas, especialmente, en sus primeros poemas. Sus estudios primarios los realiza en el Centro Escolar No. 271, de Santiago de Chuco. Ahora con permiso haré una digresión personal: quienes hemos recibido educación religiosa formal y obligatoria sabemos el porqué nuestro Samuel Robinson la respaldó, aunque muchos desconocen o niegan tal inclinación del eximio maestro del Libertador. En su Consejos de amigo Dados al Colegio de Latacunga, don Simón, afirma: La Religión es, para UNIR a los hombres = para hacerlos SOCIABLES.
Vallejo parte para Trujillo, en 1910, sita a 4 días de viaje a caballo, y se inscribe en la Facultad de Filosofía y Letras. En 1911: La idea de hacerse médico lo lleva a Lima, pero pronto renuncia a la carrera médica y vuelve a Trujillo. Poco después entra a trabajar en la hacienda "Roma" (producción azucarera) de la que saldrá marcado. . . y es que si el joven Vallejo está favorecido por un tratamiento reservado sólo a los empleados superiores y con un salario satisfactorio no puede sin embargo, dejar de ver u oír cuando, apenas clarece el alba, llegan los peones (cerca de 4.000) en el inmenso patio y ahí ponerse en fila para pasar lista, y salir para los campos de caña, donde se extenuarán hasta el sol poniente, con un puñado de arroz como alimento. No puede asimismo saber que todos no son más que pobres criaturas salvajemente capturadas por siniestros enganchadores, y cobardemente retenidas de por vida con el alcohol que, dominicalmente y a exprofeso, se les vende a crédito. Irremediablemente endeudados y a la vuelta de pocas semanas: insolvente su deuda, cubriendo rápidamente un número de daños superior al que va a vivir, el peón tendrá que garantizar su deuda con lo que sólo le queda: sus hijos, nacidos o por nacer. . . Se comprende que el recuerdo de la hacienda "Roma" haya sido durable en un ser que, como Vallejo, le obsesionaba acabar con la injusticia social, cuánta similitud con el Che, con Fidel, con Chávez y con todos quienes de alma, vida y corazón, fiera e irrenunciablemente, militamos en el campo de la revolución.

En 1913, renuncia a su empleo en la hacienda y regresa a Trujillo. Con el año, que se abre, reanuda sus estudios (Letras y paralelamente Derecho) y consigue un puesto de profesor. El primer éxito, que consigue Vallejo con su tesis El Romanticismo en la Poesía Española, es total. Muy rápidamente es acogido por los intelectuales y artistas de Trujillo quienes, muy numerosos, forman un grupo inquieto, turbulento y audaz, cuya bohemia no es en Vallejo sino un hábito, publica sus primeros versos de origen didáctico por el dinamismo y los rasgos humorísticos de su fuerte personalidad intelectual y artística.

Se va a Lima en 1917, dejando en Trujillo un recuerdo profundo mezclado de un sentimiento de frustración. Un block de poemas compone todo su bagaje. En 1918: Triste e incolora… es la llegada a la capital. Reacio a toda idea de economía, los pocos recursos traídos de Trujillo pronto se han agotado. Sin embargo, ya un tanto conocido en el medio intelectual entra en contacto con los periódicos y revistas que le publican uno que otro poema, consiguiendo, por otra parte y al mismo tiempo, obtiene un puesto de director de colegio. Con el proyecto de conseguir el doctorado de Letras y de Derecho, prosigue sus estudios en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ya ha llevado su primer poemario al impresor.

En agosto de 1920, sale para Santiago de Chuco pasando por Huamachuco, pronunciando una conferencia que produce escándalo y se ve mezclado en un sangriento conflicto local que degenera en incendio. En un impulso, bien característico de Vallejo se dirige conciliador a los lugares del atentado. Su sola presencia lo denuncia en el concepto de las autoridades, tan parciales como incompetentes. Acusado por incendiario y disturbios políticos junto con otros 19, es buscado y detenido el 6 de noviembre, fue liberado el 26 de febrero siguiente (1921).

Desde la aparición de Trilce, se embarca para París, con una moneda de 500 soles, un águila de oro anudada en su pañuelo. Ignorando el idioma, sin recursos ni relaciones y sin sombra de perspectivas, llega en julio a la Ciudad Luz, un viernes 13. Durante dos años va a pasar una vida de duras penurias y hasta escapa de la muerte debido a una hemorragia a consecuencia de una intervención quirúrgica.

En mayo de 1925, se funda en Paris la empresa Los grandes periódicos iberoamericanos, en la que consigue el puesto de Secretario. Poco después emprende una serie de artículos para las revistas Variedades y Mundial de Lima, colaboraciones que se proseguirán hasta 1930. Por otra parte, obtiene gracias a Pablo Abril de Vivero, una beca otorgada por el gobierno español (como 300 pesetas mensuales) y en octubre viaja por primera vez a España. Por asegurada que esté su situación material - aunque relativamente- Vallejo experimenta un estado persistente de inestabilidad y de descontento de sí mismo cuya causa no reside en su temperamento en extremo angustiado y apenas diferenciable en realidad del estado de crisis permanente a grado variable, sino en alguna laguna personal de orden moral. Vallejo quien como periodista tiene entrada a los teatros, conciertos, exposiciones y frecuenta por lo demás los cafés en boga exclama en el primer semestre de 1927: Todo esto no soy ni yo ni mi vida.

En 1927, se inicia amorosamente en los primeros estudios del marxismo.

El año 1928, no se abre con gratas perspectivas; Vallejo mismo con una lucidez conforme a su ética ha destruido el mínimo de seguridad tan duramente conseguido. Pronto, muy seriamente enfermo tiene que retirarse a los alrededores de Paris para poder restablecerse, físicamente al menos. Transcurre el verano. Más o menos repuesto en vísperas del otoño, y provisto ya de algunos conocimientos del marxismo, Vallejo viaja, en octubre para la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). En noviembre está de vuelta en Paris. A fines de diciembre, rompe con el Aprismo, de Haya de la Torre (léase, el Allan García de hoy), del que había sido sólo simpatizante y crea en Paris la célula marxista peruana. Julio 1923/24 - 1929 es el período, aún apartidista, en que surge y se define, con su primer viaje a la URSS, la evolución ideológica revolucionaria de Vallejo.

Entre 1929 y 1930, estudió más profundamente el marxismo. Su ideología socialista se cristaliza, trascendente y definitivamente, afirmándose el militante (Vallejo) dentro del marxismo. En octubre de 1929; hace su segundo viaje a la URSS. Al regresar inicia El arte y la revolución, Moscú contra Moscú (obra teatral), más tarde intitulada Entre dos orillas corre el río. No escribe poemas... En mayo de 1930 pasa un mes en España, donde concluye la segunda edición de Trilce. El 2 de diciembre, es declarado indeseable y expulsado del territorio francés. El 30 de Diciembre de 1930, parte para España.

En 1931, su situación es, materialmente, difícil en extremo. En el curso del año, asiste a la proclamación de la República; Una revolución sin efusión de sangre ‑y la experiencia lo confirma‑ no es una revolución, afirma y mantiene Vallejo. Se inscribe al Partido Marxista Español, enseña las primeras nociones del marxismo a estudiantes obreros simpatizantes. Para remediar la precariedad económica que lo apremia traduce tres obras de escritores franceses. Escribe y logra publicar, El tungsteno, novela proletaria emergida de la Hacienda Roma... Rusia en 1931, el éxito editorial mayor después de Sin novedad en el frente de Erich Remarque, tres ediciones en cuatro meses. A petición escribe, Paco Yunque, un cuento para niños que el editor rechaza por ser demasiado triste.

En octubre de ese mismo año de 1931, hace su tercer y último viaje a la Unión Soviética, donde roza la muerte por segunda vez desde su llegada a Europa, por un grave accidente de trabajo. En grave situación material Vallejo, para resolver su problema económico propone y sufre el rechazo de varias obres; El arte y la revolución, otra pieza de teatro, Lock out, Rusia contra el segundo plan quinquenal. Apenas emprendido al reciente e innegable éxito de Rusia en 1931 y pese a la calurosa ayuda de García Lorca que lo acompaña en todas sus gestiones, todas las tentativas fracasarán por la violencia ideológica de sus obras. Vallejo que había esperado mucho de su teatro, queda desconcertado. Decide su regreso a Francia y dejó España el 11 de Febrero de 1932.

En 1932, se da la tercera y última etapa en la trayectoria literaria de Vallejo. Paralelamente, en ningún momento se desvincula de los acontecimientos sociopolíticos. Aunque sólo tolerado en territorio francés donde regresó clandestinamente asiste a una de las más peligrosas manifestaciones de aquella época contra Las cruces de fuego (partido de ultra derecha) aunque corre el riesgo de una nueva expulsión o de su muerte por las balas fascistas en la Plaza de la Concordia. Mas el tiempo transcurre y sus poemas se acumulan en el cajón, donde desde 1928, yacen Poemas en Prosa. A qué escribir poemas, exclama un día Vallejo, ¿Para qué y para quién? ¿Para el cajón?. . . Y leeremos después de su muerte: Y, ya no puedo más con tanto cajón. . .

A principios de 1935 se decide sin embargo a proponer una selección de sus versos a un editor de Madrid quien aceptará la propuesta. Por extraña adversidad no le llegará la respuesta afirmativa a Vallejo -quien no insistía jamás- hasta que estuvo declarada la guerra civil en España.

En 1936 Vallejo se resuelve políticamente a un reposo forzado, debido a la obsesión que él opone a lo que llama medias tintas. Entre otras divergencias no podrá admitir un frente popular. Pero la guerra civil surge en España (Julio 36) y ante la magnitud del acontecimiento, Vallejo depone toda discrepancia, colaborando de inmediato en la creación de Comités de Defensa, colectas de fondo, emprende una serie de artículos en los que denuncia lo inicuo de la no-intervención, sólo provechosa al fascismo no tanto franquista como internacional. Pero, el desarrollo de los acontecimientos aumentan su inquietud, y parte para Barcelona y Madrid en diciembre. El 31 está de regreso en Paris. Sus presentimientos no le han engañado y la angustia lo aparta de su obra poética. Llevado sin duda y a pesar suyo por una esperanza irreductible, prosigue sin embargo sus artículos contra el fascismo. Observa cómo la red de la pretendida no-intervención se cierra sobre el pueblo asesinado. El 2 de Julio, en un congreso internacional de escritores antifascistas parte nuevamente para España. Vallejo es nombrado delegado del Perú. Regresó el 12 del mismo mes.

Durante el mes de septiembre bruscamente surge de Vallejo el monólogo de meses interminables, en unos 80 días escribe 25 poemas, los últimos de Poemas Humanos es a la misma España que dirige su plegaria y el exceso de su desesperación, España, aparta de mí este cáliz, en paráfrasis de las palabras de Jesús El Cristo: Padre, aparta de mí este cáliz.


El día del aguacero en París:
El domingo 13 de marzo de 1938, se tiende después del almuerzo para reposar un instante. Al día siguiente tiene fiebre. . . carece totalmente de apetito. . . amigos médicos compatriotas suyos le visitan recetándole una que otra pastilla sin tratarlo propiamente -Vallejo está mucho más grave de lo que ellos creen-. Paternal, pero despreocupado, Arias Schreiber, entre otros, exclama: ¡Nunca se hubiera visto morir a un hombre que sólo está cansado! Alertado por el Dr. Porras, la legación peruana en Paris decide el traslado de Vallejo a una clínica. Durante dos días Vallejo rechaza este traslado. El 24 de Marzo sin embargo, acepta por fin esta angustiosa pero imprescindible solución, y el médico Lejard, médico del ministro Calderón queda designado como único médico ejecutivo de Vallejo, quien tampoco atribuye mayor gravedad al estado de su paciente, quien por suprema desgracia le cae mal.... Tendido en su último lecho, no habrá quien se sienta suficientemente garantizado por la genialidad de Vallejo, la que nacerá póstumamente, como para arriesgar unos 2 o 3 mil francos (de los antiguos ) para salvarle la vida. Después de una dura agonía muere Vallejo el viernes santo, 15 de abril de 1938, a las 9 y 20 de la mañana... y llovía y llovía...
Sólo más tarde se sabrá que Vallejo sucumbió a un viejo paludismo que reapareció después de 20 o 25 años, y a consecuencia de un estado de debilitamiento general.

Sabino Barroso Pimentel